Situado al sudeste del Massif-Central, la villa de Le Puy-en-Velay, que es el punto de partida hacia Santiago de Compostela (España), sorprende a sus visitantes por la teatralidad de sus paisajes y el esplendor de su patrimonio.
Cuando el visitante se adentra en sus calles, entra en una escena que lo sitúa entre el cielo y la tierra, tal y como se refleja en la capilla de Saint-Michel d’Aiguilhe, la catedral y la estatua de Nuestra Señora de Francia, donde los hombres parecen haber mejorado la conexión y alcance del cielo.
La parte alta de la ciudad, es una verdadera joya arquitectónica, formada por una área perservada de 35 hectáreas, donde las casas románicas, los palacios renacentistas, los particulares hoteles de los siglos XVII y XVIII se unen en una bella armonía de colores. En el corazón de esta isla, la catedral y el Hotel Dieu recientemente rehabilitado han sido declarados por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad. El claustro, los edificios de los mâchicoulis y el baptisterio de San Juan completan este estraordianrio conjunto de la catedral.
En el corazón de la ciudad, el visitante puede disfrutar del relax y de la cultura visitando los mercados y eventos culturales como el teatro, el museo Crozatier, o los talleres de las Artes…
Cuando cae la noche, los monumentos se iluminan y la ciudad se convierte en un espectáculo. Orgullosa de su prestigioso pasado, la ciudad acoge a más de 700.000 visitantes al año, siendo 60.000 su número de habitantes. Esta villa, que posee una gran historia y arte, ofrece durante todo el año, visitas, conferencias, exposiciones, talleres temporales para los niños…
Muchos de sus festivales se realizan en el interior y en los alrededores de la ciudad como Les Musicales, Interfolk y el famoso Festival de la Chaise-Dieu…Sin olvidar en septiembre, las célebres Fêtes du Roi de l’Oiseau que hacen que los visitantes y residentes se transporten en el tiempo hasta el Renacimiento.
En verano, la villa, ofrece al visitante un turismo de gran valor y calidad de vida, donde puede disfrutar de una estancia con conferencias, bellos paisajes y una gran variedad de actividades al aire libre.
La ciudad ha conservado, además, ese saber hacer a través del célebre licor la Verveine du Velay y su encaje de bolillos cuyo taller de conservación y el Centro de Enseñanza de Bolillos perpetúan la tradición. Por no hablar de la lentille verde, cuyo A.O.C. pone de relieve las cualidades gastronómicas y de producción.